jueves, 21 de febrero de 2013

Ylenia (Relatos concurso 6)

No podía pensar en todo lo que había dejado atrás. No, no era capaz. La destrucción fue absoluta, no quedaba nada de la ciudad que ahora pudiera servir de refugio.
Ésa era la razón de mi huida. En ese momento, pensaba que escapaba de ellos, los que habían provocado que todo mi mundo se viniera abajo en apenas unas horas. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que eso no es cierto.
No intentaba alejarme de ellos, intentaba distanciarme de mí.
Pero eso era imposible. Al fin y al cabo, todo era por mi culpa y no puedes cambiar por mucho que lo desees porque está en tu naturaleza: así hemos nacido y así moriremos.
Escuché las flechas silbar a mi alrededor. Dios, ¡estaban casi encima de mí!
De pronto, me detuve, miré hacia la derecha del bosque, escudriñando las sombras.
Tomé la decisión.
Eché a correr en esa dirección mientras una sonrisa amarga se dibujaba en mi rostro bañado en lágrimas.
Mis pies se detuvieron en el borde del precipicio. Me miré las manos donde bailaban llamas centelleantes con la misma gracilidad que bailarinas. Por culpa de estas manos, lo perdí todo. Por culpa de ellas, de la injusticia de la ciudad y de mi moralidad.
-¡Ahí está!
Me reí. Soldados pagados para impartir justicia a manos de un tirano. ¿Es que nadie es capaz de captar la ironía de mi situación?
-Quedas acusada de usar tus poderes contra los traficantes de escl…
No escuché más. Me moví y uno de los soldados se debió de pensar que les atacaría. Me disparó una flecha. Una flecha en el pecho, en el corazón.
Mi pulso se detuvo.
Esto era injusto. ¿Nadie lo veía?
Las llamas flameaban, lamían mi piel y yo… me dejé caer. Adiós, mundo cruel...


El relato de Ylenia para el concurso ha llegado a su fin.