miércoles, 12 de diciembre de 2012

Nocturna (Relatos concurso 4)

No podía pensar en todo lo que había dejado atrás. No, no era capaz. La destrucción fue absoluta, no quedaba nada de la ciudad que ahora pudiera servir de refugio. 
Esa era la razón de mi huida. En ese momento, pensaba que escapaba de ellos, los que habían provocado que todo mi mundo se viniera abajo en apenas unas horas. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que eso no es cierto. 
No intentaba alejarme de ellos, intentaba distanciarme de mí.
Por más que corría no lograba alejarme lo suficiente, vale, necesitaba un refugio pero ¿qué refugio me valdría para salvar mi mente? Todo esto era culpa mía, por mucho que quisiera negarlo, ellos me engañaron y yo, como tonta, caí en su trampa. Ahora estaba oculta, no sabía dónde, sólo pude correr hasta que mi cuerpo no podía mas y en hueco que vi cerca de un acantilado me oculté, forzándome a caminar con el último aliento que me quedaba.
Mi familia y todas esas familias muertas, mi casa, mi barrio, mi ciudad... todo destrozado envuelto en un caos. Ahora me toca vivir con todo esto, con la pesadez de mi conciencia. Jamás volveré a ser la de antes y jamás me perdonaré lo que hice, todo por enamorarme de la persona equivocada. Estaba tan ciega... pero ahora tengo que asumir lo que hice pues fui yo la que apreté ese botón, el botón de la destrucción. 
Ahora estaba sola, y muerta de miedo. Ahora no podré llamar a mi madre que siempre venía a socorrerme con solo oír pronunciar mamá. Lloro desconsoladamente, incluso tengo el corazón en un puño, temo que alguien escuche mis sollozos. Oigo un ruido fuera, parecen pisadas que se acercan cada vez mas. Ahora oigo mi nombre alguien me llama, es la voz de mamá pero no puede ser ya que vi con mis propios ojos como se derrumbaba nuestra casa con ella y mi hermana dentro. Cierro los ojos, ¿será esto mi purgatorio?
Ahora noto que me zarandean... Dios, tengo miedo. 
Deprisa abro los ojos y me encuentro a mi madre mirándome preocupada, miro a mi alrededor y todo está como antes, como antes de la explosión y estoy en mi cuarto, en mi cama.
- Has tenido una pesadilla, cariño- dijo mi madre.
- Te quiero, mamá.
Y nos quedamos abrazadas hasta que volví a dormirme.


Y, hasta aquí, el relato de Nocturna para el concurso.